Abraham Portocarrero
¿Es imprescindible ser masajista para liderar y gestionar un Spa?
La gestión de un Spa es un universo en sí mismo: combina hospitalidad, bienestar, estrategia y liderazgo. Cómo Spa Manager y terapeuta con más de 20 años de experiencia, esto me lleva a reflexionar profundamente sobre una cuestión que muchas veces surge en el sector: ¿es necesario ser masajista para liderar un Spa de forma efectiva? Mi respuesta no es absoluta, pero sí está fundamentada en mi trayectoria personal. Para liderar un Spa no es estrictamente necesario ser masajista, pero sí considero que conocer de primera mano el trabajo en cabina es una ventaja indispensable para tener una visión integral del negocio.
El corazón de un Spa: la experiencia del cliente
Un Spa no es solo un espacio físico donde se ofrecen servicios; es un santuario de bienestar en el que cada detalle, desde el aroma hasta la temperatura, influye en la percepción del cliente. En este contexto, comprender la experiencia del usuario es clave, y esta comprensión se potencia de forma extraordinaria cuando se ha vivido el recorrido del cliente desde dentro.
Como terapeuta y luego como Spa Manager, he pasado por cada etapa de la operativa: desde preparar cabinas y realizar tratamientos hasta atender a los clientes en recepción. Estas vivencias me dieron una perspectiva única, permitiéndome entender no solo las necesidades del cliente, sino también los retos que enfrentan los equipos de trabajo.
Cuando has estado en cabina, comprendes el esfuerzo físico y emocional que implica un día lleno de tratamientos. Sabes la importancia de ajustar bien una camilla, elegir el aceite adecuado o leer el lenguaje corporal del cliente. El conocimiento práctico no solo me ayudó a tomar decisiones más acertadas como gestor, sino también a ganarme la confianza y el respeto de mi equipo.
La importancia de la formación en la gestión
Si bien mi experiencia como masajista me dio herramientas valiosas, también tuve que formarme en áreas como Revenue Management, dirección de empresas Wellness y liderazgo para crecer profesionalmente. La gestión de un Spa requiere un equilibrio entre el conocimiento técnico y las habilidades gerenciales. Sin esta formación complementaria, sería difícil manejar aspectos clave como la rentabilidad, la retención de clientes, o la motivación de un equipo multidisciplinario.
Un Spa Manager debe ser un estratega, capaz de traducir la experiencia del cliente en cifras y resultados, pero también un líder que inspire y fomente un ambiente de trabajo colaborativo.
El liderazgo en el sector bienestar
El liderazgo en el mundo del bienestar tiene características únicas. No se trata solo de dirigir; se trata de liderar con empatía, de inspirar a un equipo cuya misión es cuidar de los demás. Para lograrlo, creo firmemente que un líder debe “ensuciarse las manos” de vez en cuando: entrar en cabina, preparar tratamientos, atender a los clientes.
Esto no solo conecta al Spa Manager con la esencia del negocio, sino que también genera un profundo respeto por parte del equipo. Cuando un líder entiende el trabajo desde dentro, las decisiones se toman con una sensibilidad especial que beneficia tanto al personal como al cliente.
Creo que un Spa Manager debería conocer el trabajo en cabina para tener una visión global del Spa. Haber vivido la experiencia práctica en roles como terapeuta, recepcionista o Spa Attendant permite liderar con una perspectiva holística que va más allá de las cifras y los procedimientos.
Un Spa Manager que conoce el lenguaje del bienestar desde dentro puede conectarse mejor con su equipo, empatizar con los clientes y tomar decisiones más acertadas. No se trata de ser masajista de manera permanente, pero sí de haber pasado por esa experiencia para entender de verdad qué significa brindar bienestar.
Al final, liderar un Spa no es solo un trabajo; es un compromiso con la excelencia, con el equipo y, sobre todo, con el cliente.